22 de diciembre de 2005

Juan Carlos Docabo

¿ES VERDAD QUE DOCABO HACE UNOS AÑOS PASÓ NOCHEBUENA EN UNA COMISARÍA?

Corría el año '94 y era la época de las Fiestas. Luego de un año completo en el banco de Vélez (relegado por José Luis Félix Chilavert) Juan Carlos se fue a sus pagos a festejar con su familia. Al llegar al pueblo, todos lo cargaban porque desde sus inicios - en San Lorenzo - nunca había podido jugar de titular. Era el "eterno suplente", le decían que él sólo figuraba y que no sabía atajar.

Furioso por esos comentarios, organizó un torneo de penales en el baldío que quedaba detrás de la casa de la vieja Josefa, conocida porque nunca devolvía las pelotas que se les colgaban a los chicos. El torneo consistía en anotarle más del 50% de los diez disparos. Al que lograra esto, Juan Carlos prometió regalarle los próximos tres sueldos.

El desafío comenzó el 24 pasado el mediodía. Primero pateaban los menores de 12 años; penales que Juan Carlos atajaba con gran facilidad; cuando empezó el grupo de los menores de 18 años, se tuvo revolcar un poco pero no pasó grandes sustos; pero al llegar los mayores todo se puso más serio. Se hicieron las 10 de la noche y quedaban dos pateadores nada más: el primero de éstos erró los primeros tres, metió uno y después Docabo contuvo dos seguidos dejando fuera de concurso al muchacho.

Llegó el turno del último pateador, el Mago Rovira, conocido por ser un áspero marcador central que no le gusta perder a nada: ejecutó los primeros cuatro y los cuatro fueron detenidos en forma excepcional por Docabo, inclusive el último de forma sobradora; esto enojó al Mago, que decidió rociar la pelota con nafta y la prendió fuego. Docabo discutió pero fue inútil, ya que en su reglamento nada lo impedía. El Mago pateó los próximos cinco penales con éxito ya que Docabo sólo esperaba que se fuera afuera alguno de los tiros. Llegó el último penal y Juan Carlos pidió un bidón de agua y prácticamente se bañó con él, esperando contrarrestar el calor del fuego ya que si no atajaba el penal perdería sus próximos tres sueldos y el poco respeto que le tenía algún pueblerino.

El Mago acomodó la pelota en llamas con un palo, tomó carrera y pateó: el tiro salió alto y un poco hacia la izquierda, Docabo se estiró y logró sacarla con el puño hacia arriba y salió a los gritos e insultos festejando, pero - raramente - todos los que se encontraban en el lugar se fueron rápidamente. Unos minutos después escuchó sirenas y vio llegar a los bomberos y a la policía, que rápidamente se dirigió hacia él y lo arrestó sin darle explicaciones.

En la comisaría se enteró que la pelota - luego de salir de su puño - entró por la ventaja de la casa de la vieja Josefa y se produjo un principio de incendio. Ante la denuncia de la señora, y siendo él el único que quedaba en el lugar, a la policía no le quedo otra que detenerlo y Docabo debió pasar Nochebuena y Navidad en la celda; aunque a él no le importó ya que había conseguido el reconocimiento de todo el pueblo.